Cómo (no) usar tu hélice de proa – Evita daños costosos y riesgos de incendio

16.04.2024

Las hélices de proa son una ayuda poderosa para maniobrar en espacios reducidos, pero como cualquier herramienta, deben usarse con cuidado. Si las fuerzas demasiado, pueden devolverte el favor... con humo, cables derretidos o algo peor.

Cómo usarla correctamente
✔ Usos breves: Utiliza la hélice en impulsos cortos (2–3 segundos) en lugar de mantener el joystick presionado continuamente.
✔ Deja que se enfríe: Espera unos segundos entre usos para evitar sobrecalentamientos.
✔ Planifica: Combina el uso de la hélice con timón y motor para maniobras más efectivas.

¿Qué pasa si no lo haces?
Muchas hélices llevan un sensor de temperatura que corta la corriente para evitar sobrecalentamientos. Pero si este sensor falla o ha sido desactivado, y sigues forzando el sistema, puedes terminar con una situación como la de la imagen:

En este caso, los cables se sobrecalentaron, el aislamiento se derritió y se generó un riesgo serio de incendio. A veces, los daños pueden extenderse a otros componentes o provocar humo a bordo.

Evita esto siguiendo estos consejos

  • No uses la hélice como si fuera el motor principal. Está pensada para pequeñas correcciones.

  • Comprueba que la protección térmica funcione. Sin sensor, no hay aviso antes del desastre.

  • Inspecciona regularmente. Si huele a quemado, suena raro o responde lento, algo va mal.

  • Consulta a un profesional si tienes dudas, sobre todo antes de la temporada alta.

Conclusión
Bien usada, la hélice de proa es tu mejor aliada al atracar. Mal usada, puede convertirse en un peligro. Respeta sus límites… y evita reparaciones costosas o sustos innecesarios.